Dormía y no podía dormir
de la cabeza no me sale ella
siempre sabe qué decir y cómo hacer
para empujarme al plata de su rostro
a veces sabe qué siento y lo que pienso
y ella sale del abismo y me atrapa
me endulza, me llena y me condena;
al final del día cuando el olvido llega
cuando lo oscuro vuelve
y el silencio se lo traga.
Sabe quién es y no quién soy
yo no sé quién sea y la veo
cuando la veo me alivio
y vuelvo y me condeno
y no importa si no es oscuro
y apenas ha empezado el día
y no importa el bullicio o el silencio
ella sabe qué hacer y qué decir
para empujarme al plata de su rostro.
Su risa me embriaga y me vuelve ciego
porque me muestra la luz de la nada;
no la conozco y sé quién puede ser
no la olvido aunque ella a veces lo haga
luego la siento cuando el tabaco la invade
y mi ser la conoce, la necesita
siempre la acompaño aunque no quiera,
aunque no lo vea ni lo necesite
la miro, la leo y la pienso, la huelo y la escucho
la veo aunque no la descifro y la deseo
y algunas veces la necesito.
No la juzgo y a veces veo lo que ve
no tiene ídolos, no sé si dioses
tal vez a veces me adora y no quiero discutirlo
si me viera ahora me adoraría más
igual la estoy adorando
nada de ella me disgusta, y algo de mí…
aunque no la conozco ni ella a mí
me gusta verla, olerla y leerla.
La veo aunque no me vea, la deseo y casi siempre la necesito.
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