8/09/2010

"Todo lo humano me es ajeno"

-... Pero te aseguro que esta vez no podrás pasar la noche en mi departamento...
- Estás asquerosamente delgada
Dicho esto, se volvió loca y se revolcaron en la alfombra.

A la mañana siguiente, la sacó de su boca, la arrojó al suelo aún mojado por la lluvia, y con su suela la apagó.
-Lo barato, siempre sale más caro- Exclamó.
-Ya no eres el mismo, estás más viejo y lento- respondió el oficial Derek.

Entró a ese cuarto oscuro, lleno de malos olores y peores recuerdos, en la lluvia, sólo se podía ver su cara alumbrada por el sexto de la octava cajetilla, cuatro pasos y descolgó una Colt, luego su eterna Magnum, ni siquiera el polvo las tocaba, metió la 'por si acaso' entre su abrigo, cinco puñados de balas de cada una, una cauchera, una granada de mano, dos cajetillas, y haciendo caso omiso del aviso (que él mismo puso en la humedad de la pared) de prohibido fumar encendió el séptimo. Su cara se alumbró con la pequeña brasa, los ojos sin vida se pusieron cómodos, sacó las llaves del auto, Dart, modelo viejo, ancho y agrietado, se echó a la ciudad entre sus llantas y se marchó.

Llegó al Gran Hotel, miró a la entrada:
-No hay guardias en la puerta... oh qué mala suerte.

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